La revolución tecnológica que vivimos en este siglo está afectando de manera global a la actividad empresarial. Las empresas han incorporado los recientes avances tecnológicos para diseñar acciones de marketing más personalizadas y efectivas; pues el individuo tiene más control sobre los contenidos que consume, ya que tiene el poder de seleccionar los contenidos que le interesan y desechar el resto.
Ahora cada empresa puede ser, simultáneamente, transmisor y receptor de información. Este cambio implica que no son únicamente las empresas quienes distribuyen la información al mercado, sino que el mercado también puede emitir información al sistema y, a su vez, ser capaz de seleccionar la información que desea recibir.
De este modo, la publicidad se está transformando, pasando de ser una herramienta de las empresas, involuntaria e intrusiva, a ser un acto de información voluntaria del consumidor.
Ante esta situación, resulta de interés profundizar en el comportamiento del consumidor con relación a las nuevas formas de comunicación comercial.
Ahora cada empresa puede ser, simultáneamente, transmisor y receptor de información. Este cambio implica que no son únicamente las empresas quienes distribuyen la información al mercado, sino que el mercado también puede emitir información al sistema y, a su vez, ser capaz de seleccionar la información que desea recibir.
De este modo, la publicidad se está transformando, pasando de ser una herramienta de las empresas, involuntaria e intrusiva, a ser un acto de información voluntaria del consumidor.
Ante esta situación, resulta de interés profundizar en el comportamiento del consumidor con relación a las nuevas formas de comunicación comercial.